PORQUE LAS ESCUELAS DEBERIAN ENSEÑAR CONCEPTOS DE EMPRENDIMIENTO
- Ing. Rafael E. Osuna D.
- 23 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Escrito por Ing. Rafael E. Osuna D., Coordinador del CENTRO DE PROMOCION DEL EMPRENDIMIENTO (CPIE) adscrito al Colegio de Ingenieros del Estado Carabobo (CEIDEC), Director de la ACADEMIA DEL INGENIERO EMPRENDEDOR y Director de la Fundación VOCES QUE SUMAN
Adaptación libre de Fuentes Varias.

Mientras el mundo se sustenta sobre una sociedad innovadora, nuestro sistema educativo, en especial a nivel del ciclo diversificado, se ha mantenido paralizado y estancado. Como resultado, no están graduando a los hacedores, creadores y pensadores de vanguardia que el país necesita. Ciertamente, algunas escuelas privadas se están modernizando: los estudiantes trabajan en grupos para resolver problemas, aprenden a utilizar la tecnología en línea e interactúan por medio de Redes Sociales. Pero la mayoría de las instituciones no enseñan lo que debería ser la pieza central de una educación contemporánea: el espíritu empresarial, la capacidad no solo de crear empresas, sino también de pensar de forma creativa y ambiciosa. Antes de que algún lector pueda tomar una posición prejuiciosa, debido a la situación política que vivimos, le aclaro que los procesos de emprendimiento no son un invento del capitalismo, no tienen nada que ver con una corriente anti socialismo o anti comunismo, o cualquier otro tipo de tendencia política mundial, estamos hablando de un mecanismo para la subsistencia de un país. Las cunas del socialismo y el comunismo, Rusia y China, son algunas de las principales naciones, que promueven el emprendimiento como parte de la estrategia para el crecimiento de su economía.
El proceso educativo en la mayoría de los países desarrollados aboga por inspirar a los jóvenes a crear las empresas que proporcionarán empleo duradero a los ciudadanos del país. Enseñan a no ser buscadores de empleo sino creadores de empleo. Debido a que los trabajos que dependía las generaciones de los 80’s y 90’s, en inclusive de la primera década del siglo XXI, en gran medida ya no están disponibles o se transformaron con ayuda de los avances tecnológicos. La educación moderna aboga por que los estudiantes se gradúen de la escuela secundaria “listos para la innovación”, lo que significa que, junto con sus birretes, reciban el pensamiento crítico, la comunicación y la colaboración; así como muchas otras habilidades que les ayudarán a inventar sus propias carreras.
La educación en el espíritu empresarial beneficia a los estudiantes de todos los orígenes socioeconómicos porque les enseña a pensar de manera innovadora y fomenta los talentos y habilidades no convencionales. Además, crea oportunidades, garantiza la justicia social, infunde confianza y estimula la economía.
Las escuelas no necesitan enseñar estas habilidades por sí mismas. Pueden comunicarse con las innumerables organizaciones que ayudan a los maestros en áreas de bajos ingresos a enseñar el espíritu empresarial o aprovechar las iniciativas que emparejan a los niños de todas las edades con expertos en ciencias e ingeniería de todo el país para que puedan participar en proyectos prácticos.
Dado que el espíritu empresarial puede y debe promover oportunidades económicas, puede servir como agente de justicia social, impulsado a las mujeres y las clases menos favorecidas a crear mejores vidas para ellos y sus familias. Asi como también fomenta la toma de riesgos, la persistencia y el optimismo; rasgos de carácter que prometen beneficiar a todos los estudiantes, no solo a aquellos que provienen de entornos de bajos ingresos. Los estudiantes que asisten a escuelas privadas no cambian el mundo. La razón: estas escuelas ofrecen a los padres de los niveles mas altos de la sociedad "una alta probabilidad de no fracasar". En otras palabras, por lo general los antecedentes indican que dichos padres a menudo no animan a los niños a correr riesgos y cometer errores, que son necesarios para cultivar el ingenio. Quizás si los estudiantes estudiaran el espíritu empresarial, se verían obligados a pensar fuera de la caja, a fallar y a persistir, experiencias que los inspirarían a ser creativos, inventivos e innovadores.
Además, el espíritu empresarial abarca talentos y habilidades que los maestros en las aulas convencionales podrían visualizar de otra manera. Se puede pensar que los emprendedores son anomalías; no encajan, puede que no sean inteligentes con los libros, pero prosperarán si se les da la oportunidad de utilizar la inteligencia y las habilidades para visualizar oportunidades y asumir riesgos. El emprendedor en serie tienden a ser estudiantes intermedios, buenos en una variedad de cosas, pero no estelares en una cosa en particular. Es esta capacidad de pensar de manera amplia lo que permite a estos jóvenes completar la variedad de tareas necesarias para iniciar empresas.
Según estudios, hay mas razones que establecen que la educación empresarial da mayor probabilidad a los estudiantes de lograr el bienestar social y emocional. El espíritu empresarial podría incluso correlacionarse con la felicidad más que otras categorías de actividades. Los graduados que iniciaron sus propios negocios eran en su mayor parte “significativamente más felices” que otros debido a que percibían un mayor control sobre su propio destino. Además, muchos estudiantes de negocios están eligiendo el emprendimiento social: hacerlo bien haciendo el bien. Inclusive se ha notado una creciente "virtud filantrópica" entre los Millennials, los cuales tienden a favorecer trabajar para empresas socialmente responsables y no ven el beneficio y el propósito como mutuamente excluyentes.
Los países desarrollados ya tienen un largo camino andado, no sigamos pensando en dar el primer paso para seguirlos. En estos países, la educación para el espíritu empresarial se está abriendo camino en las escuelas, gracias a personas y organizaciones con visión de futuro. Algunos programas ya alientan a los estudiantes a iniciar sus propias empresas desde la escuela secundaria; y algunas escuelas están trabajando con capitalistas de riesgo e inversores ángeles para financiar nuevas empresas de niños. Otras escuelas han hecho requisitos para graduarse de los cursos de emprendimiento. Inclusive se ha llegado a crear competencias nacionales en la que los equipos de los estudiantes de secundaria presentan sus ideas iniciales a los jueces.
Necesitamos educar a jóvenes inteligentes, pero también necesitamos Jóvenes Emprendedores.
Como dijo una vez Albert Einstein: "Si siempre haces lo que siempre hiciste, siempre obtendrás lo que siempre obtuviste". NECESITAMOS CAMBIAR.
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